jueves, 14 de noviembre de 2013

A punto de morir...



Los minis son unos barcos fantásticos, rápidos y seguros capaces de cruzar el Atlántico, unos pura sangre muy técnicos y veloces. La semana pasada partío tras un considerable retraso la Mini-Transat, la carrera que reune una flotilla de unas 200 unidades para cruzar el oceáno desde la bretaña francesa hasta el Caribe con una parada en Lanzarote...

Tras varios días de espera pudieron por fin salir, la primera manga tuvo que ser abortada y los barcos buscaron refugio por toda la costa cantábrica, dirigiéndose principalmente a Gijón... en esa manga ocurrió algo digno de ser contado, y ser contado por su protagonista Arthur Leopold Leger en su Mini 709, de primera mano. Una historia que consigue ponerme los pelos como escarpias... Espero que os guste...

Martes 29 de octubre; 5:45 AM. Douarnenez. Aún está oscuro fuera. He abierto el último parte meteorológico. El sistema que hemos estado vigilando durante varios días que nos permitirá comenzar la Mini Transat está por fin aquí. Aún así la ventana meteorológica parece incluso mas pequeña de lo predicho; para doblar Cabo Finisterre. Antes de que el tiempo duro llegue tendremos que dar lo máximo desde la salida. Espero que los barcos de serie puedan doblar a tiempo... Quizás no lo consigan y serán maltratados duramente por el mal tiempo, quizás Denis retrase la salida de nuevo... Vuelvo a la cama. No pienses mas en el tema, llegó la hora de la verdad.

7:30 AM., amanece. Está soplando, los primeros barcos dejan el puerto. 709 y yo estamos bloqueados al fondo del puerto y somos los últimos en partir. Estos últimos momentos se hacen largos, estoy rodeado de mi familia, lo que esta bien, veo a otros competidores que están solos, sus familias no han podido venir o les esperan en Lanzarote.

Decir "adiós" a mis seres queridos es un momento emocional, no hay nada mas que decir, no es necesario. Todos esperamos este momento con impaciencia. Mucho trabajo, mucho tiempo, mucha ayuda, pienso en todos aquellos que no pueden estar aquí, gracias, lo que hemos logrado es grande, aunque nuestro barco sea pequeño.

8:30; dejo el pantalán y las aguas protegidas del puerto y estamos rápidamente en medio del fregado, unos 20 nudos estables, oleaje y fuertes rachas ocasionales, la salida va a ser muy intensa!. 9:00 AM. ! Salimos ¡. Estoy en el extremo derecho de la línea de salida, comienzo algo retrasado porque no quiero salir antes de tiempo y penalizar o verme envuelto en una colisión y lo que es mas importante, quiero tener espacio suficiente para virar tan pronto como pueda.

Todo marcha bien y estoy solo en este bordo; incluso bastante bien pues parece ser que voy líder con el segundo cruzando mi estela 100 metros detrás. Cuando viramos hacia la boca de la bahía nos llega una racha fuerte. Detrás de mí está ahora Gwenole y su barco "Logways", su selección de velas parece adaptarse mejor a la brisa que va arreciando, y comienza a hacer progresos sobre mí, pero aún estamos en cabeza y a distancia del resto de la flota.

Medio día, hemos cubierto 2/3 de la bahía, Gwenole y yo navegamos a la vista el uno del otro, el viento cae un poco y progreso aumentando nuestra distancia. Es hora de virar y enfilar la Punta de Raz frente a la costa bretona (Cornualles). Gwenole y el grupo más próximo continúan a su rumbo mas tiempo. Finalmente viran, estoy contento con mi posición, parece que han navegado mas de lo necesario. Los minutos pasan, y ahora parecen mas rápidos, su progreso en el horizonte es impresionante. Ahora entiendo que aprovecharon una brisa diferente, mas fuerte, que les a permitido caer un poco, abriendo algo las velas y acelerar algo. Tengo una buena ventaja pero, ¿será suficiente para permitirme salir de la bahía en primer lugar?. Bien, no, justo después de alcanzar el Raz de Sien, Gwenole y otros barcos me pasan, y el resto están justo ahí en mi popa. No del todo mal!.

A proa se nos abre el Atlántico. Dirección: Lanzarote. Tan pronto como estoy libre de la Punta de Raz, hizo el Genaker y comenzamos a volar a 12 nudos sostenibles. La cabeza del pelotón comienza a dispersarse, algunos se mantienen al norte mientras otros ponen rumbo directamente al sur. Escojo la opción intermedia. Por el momento, el foco está en la velocidad del barco. Está soplando de 20 nudos y el mar está desapacible con olas de 5 metros. Una racha fuerte se acerca y finalmente tengo que arriar el genaker, pero continuo navegando lo más rápido posible.

Ahora estamos a mitad de la tarde, las rachas han pasado, pero el mareo empieza a sentirse, me fuerzo a vomitar inmediatamente pero con gran dificultad, no he comido nada en todo el día, me tomo una píldora contra el mareo y vuelvo a izar el genaker de nuevo. He perdido algo de terreno mientras luchaba con la nausea y mis rivales más próximos continúan sus ataques, así que, con el genaker arriba, despegamos...

El mar es poderoso y el cielo está lleno de grandes cúmulos, a nuestra popa un arco iris aparece y desaparece, nada puede ser mas mágico. La única cosa negativa es la incomodidad en la cubierta del barco, no pasan ni 30 segundos en los que una ola no me golpee en la cara.

El crepúsculo se acerca y voy con 2 rizos en la mayor, uno en el solent y el genaker arriba. El viento cae un poco. No me apetece nada deshacer el rizo en la mayor así que finalmente me decido por arriar el solent.

Antes de ir a proa, amollo un poco la mayor para frenar el barco un poco, engancho el mosquetón del arnés a la línea de vida que corre a lo largo de la cubierta por encima del camarote hasta proa y me desengancho de la bañera. Salto a la cubierta y voy a proa, suelto el rizo del solent y comienzo mi camino de regreso a popa a lo largo de la cubierta del barco. En ese momento, el viento en mi espalda y una mano en la línea de vida, siento como el barco se levanta, despegando literalmente al pasar por la cresta de una ola y con esa fuerza del movimiento del barco y mi propio peso me quedo sin agarre y me suelto.

Aterrizo en el agua prácticamente cabeza abajo, siento como mi arnés se pone tirante mientras se incha el chaleco automático. Una fracción de segundos después estoy sobre mi espalda arrastrado por el barco que sigue su camino. Rápidamente intento alcanzar el control remoto del piloto automático para poner el barco proa al viento. Mierda ¡!!, esta atascado debajo de mi traje de agua. Mi espalda es golpeada con regularidad contra la orza antideriva de barlovento, su borde delantero me produce dolor y comienzo a perder fortaleza y esperanza. Intento constantemente meter la mano por debajo del chaleco pero ola tras ola no me lo permiten.

Tras aproximadamente 5 minutos de esfuerzo, me las arreglo para agarrarlo, y finalmente estoy salvado. Pulso el botón del mando a distancia y no lo suelto, no dejo que se me escape... se supone que el barco tiene que aproarse, en su lugar, vira con violencia. Me encuentro enganchado bajo el barco. Todas las velas opuestas al viento y yo ahora atascado tras los obenques. El barco esta escorado, pues la quilla orientable esta inclinada a sotavento y todos los pertrechos del barco también. El barco deriva rápidamente lo cual me atrapa las piernas bajo el casco, siento como la línea de vida estrangula mi estómago. El arnés todavía me sujeta , el chaleco mantiene mi cabeza por encima del agua, bueno, mas o menos por encima del agua!!. Pero la situación no es mucho mejor que antes. Resulta imposible subir a bordo del barco. Siento un rayo de esperanza... aunque el barco se desplaza lateralmente, aun hay algo de movimiento hacia delante. Siento la tensión en el arnés, así que decido atar la segunda correa del arnés a la línea de vida y me libero de la otra sujeción que me tiene tenso. Esto tiene que empujarme hacia popa y liberarme por fin de debajo del barco. Funciona mas o menos como pensaba, pues tras un esfuerzo considerable, me las arreglo para alcanzar la popa. La fatiga me golpea y paro de moverme. Pierdo las esperanzas por un instante, pero me doy cuenta de que al alcance de mi mano izquierda, está la mordaza del back estay. La disparo, esperando que esto relaje la tensión en la mayor y aplane de alguna manera el barco. En el siguiente segundo siento como el barco se pone derecho por si solo, aun estoy enganchado a la línea de vida y soy literalmente empujado fuera del agua por un segundo pero al instante siguiente vuelvo a estrellarme contra el mar.

En un momento de desesperación me doy cuenta de que cuando disparé el back estay el mástil se vino abajo. Me olvido de que estoy en el agua con olas de 4 a 5 metros, exhausto y comenzando a sentir frío.

Estoy en la parte trasera del barco e intento regresar a la bañera usando los mini-escalones practicados en el espejo de popa, pero no los alcanzo con los pies. Todo se mueve mucho y estoy demasiado agotado.

Finalmente decido intentar entrar al barco a través de la pequeña portezuela de popa. La abro y saco la balsa salvavidas con mucha dificultad. Una vez fuera tengo que deshacerme del chaleco salvavidas para pasar por el estrecho hueco, pues con él inflado es imposible entrar. No puedo deshacerme del chaleco por la tensión. En retrospectiva habría podido utilizar un chuchillo que tenía a mano para cortar las correas, pero en ese momento ni lo pensé... frío y exhausto comienzo a rendirme y me resigno, con la esperanza puesta, en que alguien pase cerca pronto.

Al cabo de unos minutos me doy cuenta de que el barco está escorado y algo hundido en el agua, la puerta de escape de popa no está cerrada. Al mismo tiempo veo que la banda de estribor está bajo el agua, así que me deslizo hasta ella y subo a la cubierta. Enciendo las balizas de emergencia y me digo a mi mismo que estaría bien liberar la jarcia para proteger al barco. Estoy a bordo de nuevo cerca del obenque, de milagro. Así que por prudencia vuelvo a la bañera tiritando y me quedo inmóvil. En ese mismo momento veo la parte superior de la vela de un mini a unos 50 metros dirígiéndose directamente hacia mi. Me enteré luego de que cuando vio mis ojos, llamó inmediatamente por VHF para que me rescataran. Luego permaneció a mi lado para que pudieran localizarme entre el oleaje.

Diez minutos mas tarde llega el auxilio, y a pesar de las condiciones, se las arreglan para botar una zodiac para recogerme. Es de noche y estoy contento de verlos y siento como entro en calor al encaramarme al PSP Cormorán ¡

Así que, un fuerte abrazo y gracias por todo Tanguy, gracias al comandante del PSP Cormorán y al resto de su tripulación ¡. Pasé los siguientes días en su compañía mientras seguían al resto de la flota de minis. Estaban muy atentos y preocupados por la seguridad de la flota, y de estar con toda la capacidad de su barco y con la máxima disponibilidad posible.

Ahora estoy camino de La Rochelle. Nuestro barco me espera en la rada de Loctudy donde me reuniré con él junto a los expertos... ¿Lo siguiente?... !Ya veremos!

¿Enseñanzas?: El traje seco mantuvo el frío fuera de mi cuerpo. El arnés me mantuvo atado al barco. El chaleco salvavidas mantuvo mi cabeza fuera del agua. El rescate llegó cuando la situación se ponía fea. Si solo uno de todos estos elementos hubiese fallado o funcionado mal no estoy seguro de si podría estar aquí escribiendo estas líneas.