viernes, 23 de enero de 2015

Es la guerra santa, idiotas...


Artículo de Arturo Perez Reverte publicado en El País Semanal el 01-09-2014

Pinchos morunos y cerveza. A la sombra de la antigua muralla de Melilla, mi interlocutor -treinta años de cómplice amistad- se recuesta en la silla y sonríe, amargo. «No se dan cuenta, esos idiotas -dice-. Es una guerra, y estamos metidos en ella. Es la tercera guerra mundial, y no se dan cuenta». Mi amigo sabe de qué habla, pues desde hace mucho es soldado en esa guerra. Soldado anónimo, sin uniforme. De los que a menudo tuvieron que dormir con una pistola debajo de la almohada. «Es una guerra -insiste metiendo el bigote en la espuma de la cerveza-. Y la estamos perdiendo por nuestra estupidez. Sonriendo al enemigo».

 Mientras escucho, pienso en el enemigo. Y no necesito forzar la imaginación, pues durante parte de mi vida habité ese territorio. Costumbres, métodos, manera de ejercer la violencia. Todo me es familiar. Todo se repite, como se repite la Historia desde los tiempos de los turcos, Constantinopla y las Cruzadas. Incluso desde las Termópilas. Como se repitió en aquel Irán, donde los incautos de allí y los imbéciles de aquí aplaudían la caída del Sha y la llegada del libertador Jomeini y sus ayatollás. Como se repitió en el babeo indiscriminado ante las diversas primaveras árabes, que al final -sorpresa para los idiotas profesionales- resultaron ser preludios de muy negros inviernos. Inviernos que son de esperar, por otra parte, cuando las palabras libertad y democracia, conceptos occidentales que nuestra ignorancia nos hace creer exportables en frío, por las buenas, fiadas a la bondad del corazón humano, acaban siendo administradas por curas, imanes, sacerdotes o como queramos llamarlos, fanáticos con turbante o sin él, que tarde o temprano hacen verdad de nuevo, entre sus también fanáticos feligreses, lo que escribió el barón Holbach en el siglo XVIII: «Cuando los hombres creen no temer más que a su dios, no se detienen en general ante nada».

Porque es la Yihad, idiotas. Es la guerra santa. Lo sabe mi amigo en Melilla, lo sé yo en mi pequeña parcela de experiencia personal, lo sabe el que haya estado allí. Lo sabe quien haya leído Historia, o sea capaz de encarar los periódicos y la tele con lucidez. Lo sabe quien busque en Internet los miles de vídeos y fotografías de ejecuciones, de cabezas cortadas, de críos mostrando sonrientes a los degollados por sus padres, de mujeres y niños violados por infieles al Islam, de adúlteras lapidadas -cómo callan en eso las ultrafeministas, tan sensibles para otras chorradas-, de criminales cortando cuellos en vivo mientras gritan «Alá Ajbar» y docenas de espectadores lo graban con sus putos teléfonos móviles. Lo sabe quien lea las pancartas que un niño musulmán -no en Iraq, sino en Australia- exhibe con el texto: «Degollad a quien insulte al Profeta». Lo sabe quien vea la pancarta exhibida por un joven estudiante musulmán -no en Damasco, sino en Londres- donde advierte: «Usaremos vuestra democracia para destruir vuestra democracia».

A Occidente, a Europa, le costó siglos de sufrimiento alcanzar la libertad de la que hoy goza. Poder ser adúltera sin que te lapiden, o blasfemar sin que te quemen o que te cuelguen de una grúa. Ponerte falda corta sin que te llamen puta. Gozamos las ventajas de esa lucha, ganada tras muchos combates contra nuestros propios fanatismos, en la que demasiada gente buena perdió la vida: combates que Occidente libró cuando era joven y aún tenía fe. Pero ahora los jóvenes son otros: el niño de la pancarta, el cortador de cabezas, el fanático dispuesto a llevarse por delante a treinta infieles e ir al Paraíso. En términos históricos, ellos son los nuevos bárbaros. Europa, donde nació la libertad, es vieja, demagoga y cobarde; mientras que el Islam radical es joven, valiente, y tiene hambre, desesperación, y los cojones, ellos y ellas, muy puestos en su sitio. Dar mala imagen en Youtube les importa un rábano: al contrario, es otra arma en su guerra. Trabajan con su dios en una mano y el terror en la otra, para su propia clientela. Para un Islam que podría ser pacífico y liberal, que a menudo lo desea, pero que nunca puede lograrlo del todo, atrapado en sus propias contradicciones socioteológicas. Creer que eso se soluciona negociando o mirando a otra parte, es mucho más que una inmensa gilipollez. Es un suicidio. Vean Internet, insisto, y díganme qué diablos vamos a negociar. Y con quién. Es una guerra, y no hay otra que afrontarla. Asumirla sin complejos. Porque el frente de combate no está sólo allí, al otro lado del televisor, sino también aquí. En el corazón mismo de Roma. Porque -creo que lo escribí hace tiempo, aunque igual no fui yo- es contradictorio, peligroso, y hasta imposible, disfrutar de las ventajas de ser romano y al mismo tiempo aplaudir a los bárbaros.

Nuggets...

martes, 13 de enero de 2015

Y luego dicen que el inglés no sirve para nada...

Pues ala... una de esas cosas serias que hay que conocer... los verbos to steal, to cut y OTROS MUCHOS !!!!

jueves, 8 de enero de 2015

La revolución industrial


El cambio mas significativo ocurrido en los últimos siglos es, sin lugar a dudas,  La Revolución Industrial. A todos los efectos, la transformación política de las Revoluciones Liberales, es a su vez un cambio en el pulso político y la emancipación y conquista del poder de la clase burguesa, actor principal de las transformaciones económicas.

Se trata de dos movimientos sincrónicos el segundo en su aspecto político/social y el primero en su forma económico/social, ambos... piernas de un indiscutible único cuerpo: la Edad Contemporánea.

Hay dos grandes revoluciones económicas en los libros de historia y la primera queda ya muy lejos. La Revolución Neolítica separará para siempre al hombre de su contacto íntimo con la naturaleza como cazador y recolector, como una más de las especies en competencia por subsistir en la naturaleza... tras el dominio del fuego, será finalmente, la comprensión de la agricultura y el despertar urbano de las primeras civilizaciones asociadas a los grandes rios templados, la que dará paso al desarrollo intelectual y proto-científico del hombre.

Desde entonces y por encima de las demás especies, el hombre a poblado y colonizado el mundo, expandiendo su dominio. Pero es a partir de La Revolución Industrial, cuando de forma acelerada se rompe dicho equilibrio y hoy... somos la primera amenaza para la supervivencia en nuestro único y precioso planeta. Hay quién plantea el cambio de nombre para esta nueva era y la bautiza con el título de Antropoceno, la era del hombre, no sin razón.

Varios materiales para jalarse:

1.- Una presentación clásica ppt de la Revolución Industrial aquí.

2.- Un texto agradable de leer sobre ese mito del tránsito hacia el mundo urbano y la pérdida de nuestro yo-naturaleza-animal aquí

3.- Un vídeo sobre los problemas de nuestro sistema de producción y las consecuencias aquí abajo... y el guión aquí




y el mismo aquí en inglés... and the script here it is...





4.- La pelí Una Verdad Incómoda sobre las consecuencias de nuestra industrialización aquí...


Una Verdad Incómoda - Al Gore from Ascensión Nueva Tierra on Vimeo.
and the english script here...

5.- La página de wikipedia para leer en pijama sobre "The Industrial Revolution" here.

6.-  Y... solo para aquellos con agallas suficientes para comerse un filete crudo de rica carne inglesa, académica y jugosa, lista para oir... aquí tenéis el maravilloso programa del Channel 4 de la BBC "In Our time" de Melvyn Bragg dedicado a la filosofía, arte, historia y la cultura...

Os coloco la entradilla a los dos capítulos de 45 minutos de inglés para soñar y flipar dedicados a:

1.-  The Industrial Revolution ... (recuerda... solo para crazycocos)

In the first of two programmes, Melvyn Bragg and his guests discuss the Industrial Revolution.Between the middle of the eighteenth century and the early years of the nineteenth, Britain was transformed. This was a revolution, but not a political one: over the course of a few generations industrialisation swept the nation. Inventions such as the machine loom and the steam engine changed the face of manufacturing; cheap iron and steel became widely available; and vast new cities grew up around factory towns.All this had profound effects - not all of them positive - as an agrarian and primitive society was turned into an industrial empire, the richest nation on Earth. But why did this revolution take place here rather than abroad? And why did it begin in the first place?

With: Jeremy Black Professor of History at the University of Exeter; Pat Hudson,  Professor Emerita of History at Cardiff University and William Ashworth, Senior Lecturer in History at the University of Liverpool.

2.- Consequences of the Industrial Revolution ... (remember... only for locococonuts)

Melvyn Bragg and his guests discuss the far-reaching consequences of the Industrial Revolution. After more than a century of rapid technological change, and the massive growth of its urban centres, Britain was changed forever. Lifestyles changed as workers moved from agricultural settlements to factory towns: health, housing and labour relations were all affected. But the effects were both social and intellectual, as thinkers originated theories to deal with the new realities of urban living, mass production and a consumer society.

With: Jane Humphries, Professor of Economic History and Fellow of All Souls College, University of Oxford; Emma Griffin, Senior Lecturer in History at the University of East Anglia; Lawrence Goldman, Fellow and Tutor in History at St Peter's College, University of Oxford

Ahí es na !!!  Panamá !!!