Tal día como hoy en 1899, las calles de Río de Janeiro enloquecieron bailando la música que inauguró la historia del carnaval carioca.
Esa gozadera se llamaba "O abre alas": un maxixe, invención musical brasileña que se reía de las rígidas danzas de salón.
La autora era Chiquinha Gonzaga, compositora desde la infancia.
A los dieciséis años, los padres la casaron, y el marqués de Caxias fue padrino de la boda.
A los veinte, el marido la obligó a elegir entre el hogar y la música:
-No entiendo la vida sin música- dijo ella, y se fue de la casa.
Entonces su padre proclamó que la honra familiar había sido mancillada, y denunció que Chiquinha había heredado de alguna abuela negra esa tendencia a la perdición. Y la declaró muerta, y prohibió que en su hogar se mencionara el nombre de la descarriada.
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Eduardo Galeano en Los Hijos de los días