miércoles, 14 de agosto de 2024

Tao te king...

"El Tao es la fuerza primigenia que produce todos los fenómenos del universo, de lo infinito a lo infinitesimal. El Tao, invisible pero omnipresente, impregna al mundo con el hálito de la vida, y aquellos que aprenden a ponerse en armonía con él pueden utilizar esta fuerza para mejorar y prolongar su vida."

Así comienza su prefacio Daniel Reid sobre El Tao de la salud, el sexo y la larga vida, publicado por Urano en el 2010. Y de él se toman las principales lineas argumentales para este artículo. La intención es pues presentar este texto fundamental y a la vez aprender unas cuantas cosas valiosas para la vida, para nuestro ser...

El Tao es el universal y perdurable camino de la Naturaleza y gracias a la sabiduría y penetración de antiguos sabios sigue conservándose. El Tao es algo más que una simple filosofía de vida. Es toda una forma de vivir, y la forma de obtener de él beneficios es cultivándolo y practicando.


Hay una cosa sin forma pero completa

que existía antes que el cielo y la tierra;

Sin sonido, sin sustancia,

de nada depende, es inmutable,

Se la puede considerar la madre

de todo cuanto existe bajo el cielo.

No conozco su verdadero nombre;

la denomino "Tao".

Estas misteriosas palabras proceden del poema de 5000 palabras denominado Tao te king, escrito hace casi 2500 años y atribuido a Lao Tse, el "Viejo Sabio". Fue compuesto entre los siglos V al III a.C. y fue obra de un solo autor según lo han determinado con plena certidumbre histórica basándose en sus consistencias de lenguaje y su estructura métrica. También parece comprobada la existencia de un individuo llamado Lao Tse, pues se conservan documentos que lo sitúan al frente de los Archivos Imperiales en la época anteriormente citada con diferentes nombres como Li Tan, Lao Tan o Li Er. Disgustado por la codicia y el caos político que marcaron su época, se retiró de la vida pública a una edad ya muy avanzada y se dirigió a lomos de búfalo hacia las montañas del oeste. Cuando llegó al último paso que señalaba la frontera del imperio, el guardián del paso reconoció al célebre sabio y le suplicó que pusiera sus enseñanzas por escrito para trasmitirlas a la posteridad. Con desgana, sin haberlo previsto de antemano, y con un astuto sentido de la ironía, Lao Tse hizo un alto en su peregrinaje hacia el olvido y redactó el Tao te king de 5000 caracteres, con la siguiente advertencia en los dos primeros versos:

El camino que puede expresarse con palabras no es el verdadero Camino.

El nombre que puede ser nombrado no es el verdadero Nombre.

Luego, sin pronunciar otra palabra, cabalgó hacia las montañas y no volvió a saber nada más de él.

Tao significa "camino", te significa "poder" y king significa "libro". Lao Tse no inventó el taoismo. Al igual que Confucio, que obtuvo acceso a los valiosos Archivos Imperiales gracias a sus encuentros con Lao Tse, éste se limitó a recapitular los principios de una forma de vivir que había prevalecido en China 2500 años antes de su propia época, durante el reinado del "Emperador Amarillo", Huang Di, uno de los padres fundadores de la China. Tanto Lao Tse como Confucio reverenciaban al Emperador Amarillo como progenitor de la civilización china y lo reconocían como el más destacado practicante del Camino.

Los estudios occidentales suelen describir el taoísmo como una de las grandes religiones del mundo, pero aunque en algún momento de su historia diese lugar a una iglesia organizada provista incluso de un Papa taoísta, pero parafraseando al propio Lao Tse "el camino que puede ser organizado no es el Camino verdadero". El Tao es una manera de vivir, no un dios ni una religión. Traducido literalmente quiere decir "Camino o senda: un sendero en el viaje de la vida que se adapta a la naturaleza. Cualquier camino que no sea el Tao es, por definición, artificio.

Y aquí es donde viene una diferencia importantísima entre oriente y occidente. El camino occidental, que intenta dominar las fuerzas de la naturaleza antes que adaptarse a ellas, conduce inevitablemente a una división esquizofrenia entre hombre y naturaleza. La evolución en los últimos tres siglos de occidente ha producido la Revolución Industrial y con ella la producción de bienes y la trasformación del corpus social en compradores neurotizados. El Tao sin embargo ve al ser humano como una minúscula y vulnerable criatura dentro del grandioso plan de las cosas y sugiere que nuestra mejor esperanza de supervivencia reside en vivir en armonía con las grandes fuerzas naturales que nos han formados a nosotros y a nuestro medio ambiente.

Las religiones occidentales proponen el concepto de un ser supremo que gobierna el universo desde  su trono en el cielo, y lo denomina "Dios" con "D" mayúscula para subrayar su omnipotencia. El punto focal de las religiones occidentales es "la otra vida", y buena parte de sus fieles manifiestan una morbosa preocupación por el destino de sus almas después de la muerte. 

Los taoístas por su parte, no hablan de un ser supremo, sino de un supremo estado del ser; un estado sublime que se halla profundamente encerrado en el interior de todo ser humano y que sólo puede alcanzarse mediante el más intenso esfuerzo personal y la mayor autodisciplina. Este estado del ser, que por lo común se traduce a los lenguajes occidentales como "iluminación", recibe en Oriente la misma reverencia que los conceptos del "Dios" en Occidente, y forma parte del potencial interior de todas las personas. 

Cuerpo y mente, el taoísmo se interesa principalmente por la vida en este mundo: traza una inequívoca equivalencia entre salud física y mental, e insiste en que sólo un cuerpo fuerte y sano puede albergar un espíritu fuerte y sano, razón por la cual el Tao se concentra tan intensamente en la salud y la longevidad.

Según el Tao, en nuestra vida cosechamos aquello que hemos sembrado. 

El Tao nos proporciona las semillas de la sabiduría que necesitamos para cultivar la salud y la longevidad en el fértil jardín de la vida. A diferencia de las religiones occidentales que ofrecen la salvación a cambio únicamente de fe, las puertas del Tao sólo se abren para quienes se esfuerzan en cultivar el Camino. Las medidas parciales, las medias tintas, nunca son suficientes; hay que "recorrer todo el Camino".

Occidente parte de una filosofía dualista que divide en reinos espiritual y físico la realidad, en dos esferas y de entre ellas a la primera, a la física, occidente otorga una validez superior. El taoísmo considera ambas esferas indivisibles, aunque claramente diferentes de una misma realidad.

El planteamiento  taoísta de la vida se resume esencialmente en la expresión ching-jing  wu-wei, cuya traducción literal es "sentarse quieto sin hacer nada".  "Sin hacer nada" no significa estar todo el día sentado como un fardo, sino más bien hacer solo aquellas cosas que realmente deben ser hechas, y hacerlas de una manera que no oponga al orden natural del Tao ni al organizado flujo de las fuerzas cósmicas. Significa dedicarse únicamente a una actividad espontánea y no premeditada, hacer las cosas puramente por ellas mismas y no por motivos subsecuentes, vivir en armonía con la naturaleza en vez de tratar de dominarla. Más importante quizá, wu-wei implica saber cuándo es el momento de detenerse antes de llevar las cosas a extremos exagerados, y saber cuando hay que abstenerse por completo de una acción inadecuada.

En cuanto a "sentarse quieto", se trata en realidad del término chino para "meditación".  En las tradiciones budista y taoísta, la "no actividad" de la meditación conlleva un serio esfuerzo para vaciar por completo la mente, en vez de llenarla con profundidades intelectuales. Esta clase de meditación resulta al mismo tiempo relajante y sumamente vigorizadora, ya que limpia la mente de la incesante cháchara interna que agobia y entorpece el espíritu durante la actividad normal. Las subsiguientes calma y claridad mental posibilitan toda suerte de percepciones intuitivas espontáneas sobre el Tao.

Y bien... ¿que os parece?, ¿tiene sentido?. El Tao te king como habéis podido calibrar cubre mucho en muy pocas páginas, cada línea puede interpretarse simultáneamente en distintos niveles, y cada frase refleja las múltiples facetas del Tao del mismo modo que una gema refleja y refracta la luz. 

A caminar...

Y si tenéis hambre de más, recordad que la imponente obra titulada Tao Tsang (El tesoro del Tao) está constituida por 1120 volúmenes compilados a lo largo de unos 1500 años...

jueves, 25 de julio de 2024

Decíamos ayer...




"Decíamos ayer..." resulta una frase conocida y muy usada, fue pronunciada por Miguel de Unamuno cuando regresó al aula, a su cátedra de lengua griega en la Universidad de Salamanca tras siete años de exilio por criticar el fascismo de José Antonio Primo de Rivera. Hay aquí un paralelismo intencionado entre las palabras de Unamuno y aquellas que nunca pronunció pero se atribuyen a Fray Luis de León tras su proceso inquisitorial... Circunstancias hermanas, ¿qué es sino la censura, me pregunto yo?.

"Decíamos ayer..." fue una frase acertada, dicha en un momento de expectación máxima, los estudiantes esperaban inquietos el verbo del maestro a su regreso y que dejó a todo el mundo perplejo, llenando la estancia con esa frase, una frase Tao. 

Tao, pues se trata de lo invisible pero omnisciente y que además impregna al mundo con el hálito de la vida. Y aquellos que aprenden a ponerse en armonía con él pueden utilizar esta fuerza para mejorar y prolongar su propia vida.

Pues ahí estoy yo, justo en estas frases últimas escritas aquí arriba, intentando acercarme de nuevo a ese misterio... Este blog ha permanecido en coma seis años; desde el 2018 hasta el presente solo se han sumado a él 14 entradas, el tren comenzó su frenada en el 2018, 9 entradas y se detuvo en el 2019, una entrada; 2020 dos entradas; 2021 una entrada, no más... 2022, 2023, ninguna...

Hoy pretendo abrir de nuevo los ojos y volver a caminar...

 "Decíamos ayer..."